domingo, 3 de septiembre de 2017

1076

El alma no puede librarse de la conciencia,
su atroz compañera –
Es muy fácil ocultarla
tras la mirada de Dios –

Lo más profundamente escondido se ve primero.
Para él la multitud es muy pequeña –
Inmensos lentes triples arden en el momento
de huir de Dios –



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