Semana de San Valentín, 1850
¡Despertad, nueve musas, cantadme un himno celestial,
Desatad el solemne abrazo, y atad mi obsequio de San
Valentín!
La tierra fue hecha para los amantes, las jóvenes damas y
los enamorados sin esperanza,
Para suspiros, y amables susurros, y unión de dos.
Todas las cosas se cortejan, en tierra, o mar, o aire,
¡Nada individual ha hecho Dios en Su mundo excepto a ti.
La novia, y el novio, los dos, y los que son uno,
Adán, y Eva, su compañera, la luna, y el sol;
La vida ha puesto los mandamientos como prueba, quien los
obedece será feliz,
Quien no sirva al soberano, será colgado en un árbol fatal.
Lo alto va en busca de lo bajo, lo grande va en busca de lo
pequeño,
Ninguno halla lo que está buscando,en este globo terrestre;
La abeja le ha coqueteado a la flor, la flor recibe sus
cortejos,
Y contraen alegre matrimonio, con cien hojas como invitadas;
El viento ha seducido a las ramas de los árboles, las ramas
son conquistadas,
Y el padre buscó riguroso una joven soltera para su hijo.
La tormenta ha caminado sobre la playa zumbando una triste
tonada,
La ola con ojos muy reflexivos pretende mirar a la luna,
Sus espíritus se encuentran, profesan sus votos solemnes,
Él no vuelve a cantar con tristeza, la melancolía de ella se
ha perdido.
El gusano ha seducido al mortal, la muerte demanda una novia
viva.
La noche está unida al día en matrimonio, la mañana al
atardecer;
La tierra es una alegre muchacha, y el cielo un auténtico
caballero,
Y la Tierra es completamente coqueta, y se complace en sus
vanidosos reclamos.
Ahora a la plegaria, a la lectura del sagrado rollo,
A conducirte con justicia y a ordenar tu alma:
Tú eres un solo de música humano, un ser frío, y apartado,
Marchito, no tendrás buena compañía, cosechas lo que has
sembrado.
¿No vives horas calladas, y minutos muy largos,
Y un trozo de reflexión triste, y un lamento en lugar de
canción?
Ahí está Sarah, y Eliza, y Emeline, tan hermosas,
Y Harriet, y Susan ¡y ella con el pelo ensortijado!
Tus ojos están tristemente ensombrecidos, sin embargo puedes
mirar
Seis jóvenes amables reunidas sobre el árbol, es cierto.
¡Aproxímate con precaución a ese árbol, luego trépalo
valientemente,
y apodérate de la que más amas, sin importar espacio o
tiempo!
Después llévala al bosque, y constrúyele una enramada,
Y dale lo que ella pida, joya, o pájaro, o flor -
Y toca el pífano, y la trompeta, y golpea el tambor -
¡Y dale al mundo el saludo de buenos días, y ve a la morada
de la gloria!