Irse desmenuzando no es acto de un instante.
Los procesos de dilapidación,
esa pausa fundamental,
son decadencias organizadas –
Primero una telaraña en el alma,
una cutícula de polvo,
una broca entre el eje,
una oxidación elemental –
La ruina es formal – labor de un demonio,
consecutiva, lenta –
Nadie fracasó en un santiamén.
Resbalar – es la ley del desastre.
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