919

Que la sentencia sea mía –

Suficiente fama –

es perecer en su mano.

918

Acudimos como chispazos – divergentes pedernales

de diversas maneras enviados – desperdigados –

Nos apartamos cuando el pedernal del centro

fue hendido por una azuela –

él subsistía gracias a la luz que nosotros llevábamos.

Antes de que nosotros sintiéramos la oscuridad –

lo supimos por la transformación entre él

y aquel sencillo chispazo.

917

Como uno recompone la enfermedad

dentro de la convaleciente mente;

el escrutinio de posibilidades

oscurecido por la bendita salud –

como uno vuelve a caminar sobre un precipicio

y corta la pequeña rama

que lo salvó de la perdición,

sembrada tenuemente en ese abismo,

es costumbre del alma,

mucho tiempo después de los sufrimientos,

interrogar a la identidad

pidiéndole evidencias de que ha existido –

916

Habitación parda. ¿De quién es?

Tabernáculo o tumba –

Pináculo de gusano –

Aparcadero de gnomo –

¿O catacumba de algún elfo?

915

¿Qué voy a hacer cuando el verano se acelere –

cuando la rosa esté a punto de brotar –

y los huevos se desgajen en la música

del cuidado del arce?

¿Qué voy a hacer cuando los cielos, con chirridos,

dejen caer una melodía sobre mí –

cuando la abeja cuelgue todo el mediodía

en el ranúnculo?¿Qué será de mí?

¿Cuando la ardilla llene sus bolsillos

y las bayas se dejen ver,

cómo podré soportar sus caras de regocijo

si tú estás tan lejos de aquí?

Esto no podría entristecer a un petirrojo –

porque todas sus posesiones tienen alas –

Yo no vuelo – así pues, ¿por qué

subsisten mis perennes cosas?

914

Una puerta se abría en una calle –

Y yo – perdida – justamente pasaba por allí –

Reveló una instantánea amplitud de calor –

riqueza – y compañía.

La puerta, del mismo instantáneo modo, cerró –

Y yo – yo – que perdida – pasaba por allí –

me sentí perdida por partida doble – por contraste –

más que todo – participando – del infortunio –

913

Un hombre puede hacer una observación –

una cosa tranquila – en sí misma

que brinda mecha a una chispa,

disponible – latente –

Departamos – con sagacidad –

Conversemos – con cuidado –

La pólvora existe en carbón –

antes de existir en fuego.

912

Las hojas – deliberaron – delante de mi fino oído –

Los arbustos – eran campanas –

No pude encontrar la privacidad

de los centinelas de la naturaleza –

Presumí de poderme esconder en una cueva

y sus paredes – empezaron a hablar –

La Creación parecía una poderosa explosión –

para hacerme visible –

911

Así como las heladas son concebidas

de un mejor modo por la fuerza de sus resultados –

la tristeza se deduce

del efecto que la sigue –

Si al revelarse el sol

el jardín mantiene la puñalada –

si los días, al reanudar

el rostro magro

no pueden corregir sus arrugas

ni contrarrestar sus manchas –

es una presunción pensar que la vitalidad

fue puesta en algún lugar para dos personas.

910

El primer acto es encontrar.

El segundo la pérdida,

el tercero la expedición

en busca del Vellocino de Oro.

El cuarto, sin descubrimiento –

El quinto sin tripulación –

Finalmente, no existe el Vellocino –

Jasón – es una farsa – también –

909

Me convierto en abeja para ti

porque la abeja puede zumbar con elegancia.

Óyeme, también –

porque las flores pueden levantar una mirada

sobre tu mirada, sin temor.

Una doncella siempre podría ser una flor.

Tampoco los petirrojos necesitan esconderse

si vas a escarbar entre sus criptas.

Así pues, concédeme alas

o pétalos, o un anticipo de zumbido

para ir sobre esa abeja, o una flor de retama.

De tal manera te idolatro.

908

Los más queridos del suelo

solo piden nuestro deleite –

y nos dan toda su estampa

por una penosa sonrisa –

907

Eso de que hayamos terminado es solemne,

aunque sea solo un juego

o una alegría en medio del desván,

un día festivo

o un abandonar el hogar,

o más tarde desprenderse de un mundo

que nosotros mismos hemos entendido

para ser, aún, mejor explicado.

906

Esta es la distancia entre nosotros.

No es de milla ni de alta mar –

La voluntad es quien asigna lugar –

El Ecuador – nunca puede hacerlo –

905

Deja volar a la alondra – y hallarás la música –

desenrollada en plata, bulbo tras bulbo –

dispensada con modestia a la mañana de verano –

salvada para tus oídos, cuando los laúdes envejezcan –

Suelta la riada – la hallarás patente –

reservada para ti, brote tras brote de agua –

¡Este es el experimento escarlata, escéptico Tomás!

¿Dudas ahora de que el ave que tenías era verdadera?

904

La ausencia quita el cuerpo –

como hace la muerte escondiendo de la tierra a los individuos.

La superstición ayuda, así como el amor –

Según vamos probando, la ternura decrece –

903

A la mente que vacila

la asiste una duda de si estamos nosotros.

En una angustia extrema,

hasta que halle equilibrio –

se obtiene en préstamo una irrealidad,

un espejismo compasivo

que hace posible seguir viviendo

mientras va suspendiendo las vidas.

902

Muy cerca quedará la casa

de cada corazón humano

que contiene, en arrendamiento sin disputa,

a una inquilina blanca –

Muy angosto es el Derecho que se halla en medio –

muy inminente la oportunidad –

Cada conciencia tendrá que emigrar

y perder, una vez, a quien se encuentre junto a ella –

901

La exacta conexión del alma

con la inmortalidad

es destapada en caso de peligro

o de gran calamidad –

Exhibe dibujos del lugar

como hace el relámpago sobre el paisaje –

dibujos insospechados – excepto por el impacto de luz –

el bramido – y la agresividad –

900

Aunque era torpe, un corazón anticuado –

se acomodaba a mí –

también lo único que él sabía – y su firmeza –

No era erudito – En cambio

se movía solamente como lo hacen los soles –

por mérito de retornar –

o los pájaros – confirmado a perpetuidad

por alternancia de zona –

Esta noche no lo tengo, para mí sola,

en su lugar establecido –

debido a una cláusula técnica, de muerte –

omitida en el contrato de arrendamiento –

899

La experiencia es el camino con ángulos

preferido contra la mente.

Paradoja – La propia mente –

presume de conducir a la experiencia,

justo en frente de sí –

Cuán complicada es la disciplina humana –

Obliga a los seres humanos a elegir

por ellos mismos su dolor prefijado –

898

Entre unos cuantos y yo

una hora es un mar –

Con ellos sería puerto –

897

Ella se apresuró, como los pétalos de una rosa

ofendidos por el viento –

Frágil aristócrata del Tiempo

en busca de indemnización –

que deja, como el grillo o como la abeja –

una omisión sobre la naturaleza –

Sin embargo, la cordillera de Los Andes –

está en los senos donde

ella había comenzado a recostarse.

896

Durante esta temporada del año

la púrpura – debe vestirse en dos ocasiones –

y cuando un alma se perciba a sí misma

en aras de ser emperadora.

895

La Tierra tiene muchas llaves.

Donde no está la melodía

se encuentra la Península Desconocida –

La hermosura es un dato de la naturaleza –

Sin embargo el grillo –

testimonio para su tierra –

testimonio para su mar –

es su más extrema elegía para mí –

Adiciones

Por delante de los pájaros –

un país menor, patético,

desde la hierba –

oficia su modesta misa –

No podrá verse el rito –

La gracia se da por grados,

tanto que se vuelve una costumbre

meditativa, incrementando la soledad –

Se deja oír, mucho, al anochecer –

cuando ha concluido el día, el intento –

y la naturaleza nada espera hacer

excepto terminar con afinación –

ni conoce diferencias

de cadencia, o de pausa –

sino que es simultánea, como lo idéntico –

acentuará el acto religioso –

ni sé cuándo terminará

Cuando se encienden las velas, está aquí –

Cuando llega el amanecer – no está –

Más que todo esto, no sé –

894

Me resulta majestuosa la condición inalcanzable

de quienes han perfeccionado a la muerte,

majestuosa más allá

de las majestades terrenales.

El alma inscribe su “no está en casa”

sobre la carne –

y emprende su hermoso andar aéreo

más allá de la esperanza del tacto.

893

La naturaleza conoce muy bien

a su gente soberana

y es tan amante de dar significados

como si se equivocara –

892

Niñas y niños de fama, que nunca mueren

y además pocas veces nacen –

891

Al menos – aprendí – lo que puede ser un hogar –

Cuán ignorante había sido yo

de los bellos modos de la Alianza –

mi torpeza delante del himno

alrededor de nuestra nueva lumbre –

Sólo esto –

este detalle – de la manera – como me inunda

su memoria, es sumergirse en un mar celestial –

Qué mañanas en nuestro jardín – adivinado –

Qué zumbar – de abejas – para nosotros –

Sólo con pájaros que interrumpen

el escarceo de nuestro tema –

La tarea para ambos –

cuando el juego acabara –

Tu problema – cerebral –

y el mío – cierto efecto más tonto –

el puño de una camisa almidonado –

o una canción –

Las tardes que pasamos – juntos –

y el atardecer – en los caminos –

Cierta ayuda para vidas más pobres –

Las veíamos pobrísimas – debido a nuestras ganancias –

Y después, el regreso – la noche – y el hogar –

Luego, fallecer para ti –

Un cuidado – nuevo – más divino –

hasta que el amanecer nos devolviera a la escena –

transmutados – con más vida –

Esto parece un hogar –

y no es un hogar –

Sin embargo, lo que este lugar sea –

me entristece – como un sol que se oculta –

donde la aurora – sabe cómo ser –

890

Un ataúd – es una pequeña hacienda,

pero puede contener

a un ciudadano del Paraíso

en su disminuido plano.

Un sepulcro – es una amplitud con restricciones –

Sin embargo, es más ancho que el sol –

que todos los mares habitados por él,

que todas las tierras sobre las cuales él observa

para aquel a quien el pequeño reposo del sepulcro

concede sólo un amigo –

una circunferencia sin consuelo –

un cálculo – o el fin –

889

Así es la fuerza de la felicidad –

la más leve – puede levantar una tonelada

asistida por su propio estímulo –

Quien – sustente – miseria

no puede arriesgar ni un tendón –

Su propia carga –

es demasiado infinita

para las lentas capacidades de la conciencia.

888

Podría darle alivio – a una mariposa –

Podría alborozar – a una abeja –

Tú no eres mariposa, no eres abeja –

No tienes la capacidad – de la una ni de la otra –

Sin embargo, si yo fuera flor

preferiría ser

tu instante

más que una eternidad de abeja –

La dicha de marchitarse

es suficiente para mí –

Si me marchitara en divinidad –

y muriera –

el tiempo completo de la vida –

amplio como los ojos –

se levantaría la mínima atención de ella hacia mí –

887

Me apresuré a pedir

un servicio más severo por parte de mí misma

para llenar el vacío atroz

que tu vida había dejado atrás –

Afané a la naturaleza con mis ruedas

cuando las de ella dejaron de rodar –

A partir del momento en que ella recogió su labor,

la mía hasta ahora empezaba.

Hice el esfuerzo por perturbar al cerebro y al hueso –

acosar hasta el cansancio

a la deslumbrante comitiva de los nervios –

interrumpir la vitalidad –

de cierta tranquilidad chueca

que obtienen quienes rechazan a una cabeza,

ellos conocían hasta el último cabello –

Hice el esfuerzo por olvidar el color del día –

La tristeza no se dejó aplacar –

La oscuridad amarró toda mi estrategia,

tan firme como había sido,

para confirmar a la medianoche –

No hay – medicina para la conciencia –

La alternativa para morir

es la única farmacia de la naturaleza

en cuanto a la enfermedad del ser –

886

Despojada de todo, me fui –

Más despojada estuve después

en una nueva península –

La tumba me precedió –

Consiguió mi hospedaje antes que yo –

Y cuando busqué mi cama –

la tumba aquella estaba recostada

sobre la almohada destinada a mi cabeza –

Me desperté y la encontré despierta primero –

Me levanté – ella me siguió –

Intenté dejarla caer entre la multitud –

perderla en el mar –

macerar por completo su forma

en copas de somnolencia artificial –

Al final la tumba – fue vencida –

Pero la pala permaneció en la memoria –

885

Existe un placer árido –

tan diferente del gozar –

como la escarcha se diferencia del rocío –

Son – elementos parecidos –

Sin embargo, este – regocija a las flores –

y las flores aborrecen – a aquélla –

La miel más fina – si está cuajada –

es despreciable – para la abeja –

884

Esperar una hora – es largo –

si el amor fuera exactamente el más allá –

Esperar por toda la eternidad – es breve –

si el amor le ofreciera recompensa al Final –

883

Un viento del sur – posee cierto patetismo

de voz individual –

tal como uno detecta en los muelles

la conversación de un emigrante –

Alusión de puertos y gentes –

y mucho más que no se le puede entender –

Hermoso – por la distancia –

y por provenir del extranjero.

882

La verdad – es imperturbable –

Se puede suponer que mueve – a otra fuerza –

La verdad – es entonces – la mejor confidente –

cuando los cedros más viejos se voltean –

los robles desenrollan sus puños –

y las montañas – más frágiles – se encorvan –

Cuán excelente un cuerpo

que se mantiene en pie sin un solo hueso –

Cuán vigorosa una fuerza

que permanece sin un pilar –

La verdad se sostiene a sí misma – y a toda persona

que confía en ella – de manera intrépida –

881

Contaba con encontrarla apenas yo llegara –

La muerte – tenía el mismo propósito –

El éxito – fue suyo, sin embargo –

Y la rendición – fue mía –

Contaba con decirle cuánto la anhelaba

justo en ese preciso momento –

pero la muerte se adelantó y le habló de ese mismo modo –

y entonces ella se ausentó junto a la muerte –

Vagar por ahí – es ahora – mi reposo –

Descansar – descansar sería

privilegio huracanado

para la memoria – y para mí.

880

Pienso que el servicio sin esperanza –

es el más tierno –

pues no está sostenido

por prohibiciones –

El trabajo recompensado –

tiene ímpetu de ganancia –

e ímpetu de victoria –

No hay diligencia comparable a la

que no conoce un límite –

879

Esto, que podría haber dado la bienvenida –

hace una hora – es – en este momento –

afectadísima distancia –

Si esto tuviese un huésped del Paraíso –

ni brillaría ni se encorvaría –

Si recibiera buenas nuevas del mediodía

ni resplandecería – ni se enfadaría –

Ponme como adversaria a la melancolía plateada –

Ponme como adversaria a la sólida calma –

878

La ínfima abeja que disponga –

un valor de miel

multiplicará el verano –

satisfecha pues su pequeñísima contribución

ayuda a la cuantía del ámbar –

877

La soledad que uno no se atrevería a sondear –

y en la cual uno querría pensar tanto como lanzarse

a su sepulcro

para cerciorarse de su tamaño –

La soledad cuya peor alarma

es evitar que se vea –

y muera debido a esto delante de sí misma,

solo por un escrutinio –

El horror de no ser medido –

sino rodeado en la oscuridad –

con la conciencia suspendida –

y el ser encerrado bajo llave –

Lamento reconocer que esto – es la soledad –

Que el hacedor del alma

ilumine – o selle –

sus cavernas y sus pasillos.

876

Estar vivo – es Poder –

La existencia – en sí misma –

sin una función adicional –

es omnipotencia – suficiente –

Estar vivo – y querer –

es tener la capacidad de un dios –

¿Qué será – de nuestra trascendencia –

siendo tal la finitud?

875

Púrpura –

El color de una reina, es esto –

Esto y ámbar – el color de un sol en el ocaso –

Esto y berilo – al mediodía –

Y cuando es de noche – amplitudes de aurora

se abalanzan de repente sobre las personas –

Es esto y hechizo –

pues la naturaleza conserva una hilera – para el yodo –

874

Si la culpa estuviera de mi lado –

perdería el derecho a mí – Sin embargo,

no me sentencies a perder el derecho a ti –

¿Perder el derecho a ti? Solo nombrarlo es condena

de fe – y de hogar –