La soledad que uno no se atrevería a sondear –
y en la cual uno querría pensar tanto como
lanzarse
a su sepulcro
para cerciorarse de su tamaño –
La soledad cuya peor alarma
es evitar que se vea –
y muera debido a esto delante de sí misma,
solo por un escrutinio –
El horror de no ser medido –
sino rodeado en la oscuridad –
con la conciencia suspendida –
y el ser encerrado bajo llave –
Lamento reconocer que esto – es la soledad –
Que el hacedor del alma
ilumine – o selle –
sus cavernas y sus pasillos.
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