Aquello que no veo, lo veo mejor por medio de
la fe –
Aunque mi ojo de avellana posee periodos de
cierre –
la memoria no tiene párpados –
Del mismo modo, con frecuencia, veo
todo mi sentido oscurecido
como alguien que sostiene una luz
contra rasgos muy amados –
Me elevo – y en mi sueño –
te prodigo una distinguida gracia –
hasta que la celosa luz del día interrumpe –
y echa a perder tu perfección –
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