En tres ocasiones – nos
separamos –la respiración – y yo –
En tres ocasiones – no quiso
irse –
Sino que luchó por sacudir el
abanico sin vida
Que las aguas – se esforzaban
en detener.
En tres ocasiones – las olas
me arrojaron hacia arriba –
Después me agarraron – como a
un balón –
Luego hicieron gestos azules
en mi rostro –
Y echaron lejos una vela;
Me gustó ver – que se
arrastraba a leguas de allí –
Mientras muero – pensar –
Qué placentero observar una
cosa
En la que – hay – rostros
humanos –
Las olas fueron durmiéndose –
La respiración – no –
Los vientos fueron amainando
– como niños –
Entonces el amanecer besó mi
crisálida –
Y me levanté – y viví –
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