miércoles, 15 de junio de 2016

518

Cuando yo era niña, murió una mujer –
Hoy su único hijo
Subió desde el Potomac –
En todo su rostro la victoria –

A mirarla –
Con qué lentitud debieron cambiar las estaciones
Hasta que los proyectiles abrieron un resquicio
Y él pudo pasar rápidamente al otro lado –

No podemos decidir –
Si hay orgullo en el paraíso –
Nadie ha dado testimonio
De su comportamiento imperial –

Pero, orgullosos, en una aparición –
Esa mujer y su hijo
Vienen y van delante de mi cerebro,
Pues incluso en el cielo –

Confío en que los gritos de victoria –
Sean proferidos para siempre –
Con ocasión de valentías como esta
Ocurrida en aquella Maryland –



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