Cuando yo era niña, murió una
mujer –
Hoy su único hijo
Subió desde el Potomac –
En todo su rostro la victoria
–
A mirarla –
Con qué lentitud debieron
cambiar las estaciones
Hasta que los proyectiles
abrieron un resquicio
Y él pudo pasar rápidamente
al otro lado –
No podemos decidir –
Si hay orgullo en el paraíso
–
Nadie ha dado testimonio
De su comportamiento imperial
–
Pero, orgullosos, en una
aparición –
Esa mujer y su hijo
Vienen y van delante de mi
cerebro,
Pues incluso en el cielo –
Confío en que los gritos de
victoria –
Sean proferidos para siempre
–
Con ocasión de valentías como
esta
Ocurrida en aquella Maryland
–
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