No siempre fruncirán el ceño –
Algún dulce día, cuando olvide ser inoportuna –
recordarán lo fría que yo parecía ser
y cómo solo dije “Por favor”.
Luego correrán a la puerta
y llamarán a la niña pequeña
que no podrá agradecerles el hielo
que colmó por completo su balbuceo.
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