miércoles, 3 de mayo de 2017

925

La dama da de comer a su pequeña ave.
Si los intervalos fueran más raros –
el ave no le llevaría la contraria,
más bien mansamente reconocería

el archipiélago que media entre la mano y ella,
además sin migas, alejada y desfalleciente
caería suavemente sobre la rodilla celosa de la dama
y adoraría –



No hay comentarios:

Publicar un comentario