La manera de distinguir al
Charlatán
de cualquier otro pájaro,
precisamente como a su
alegría –
obligaba a que fuera
inferido.
De traje insolente,
vestido para lanzar retos,
con impertinencia subordinada
a veces
a una actitud de majestad.
Sedicioso de sentimientos,
dócil a la ley –
como herejía de rapto al
Cielo
o apostasía de Puck.
Extrínseco a la atención.
Muy íntimo con la alegría –
Halaga a la existencia
hasta quedar engolosinado
según las estaciones, o sus
hijos –
convertido en adulto, en ser
urgente –
o en imprevisto
ensanchamiento,
o, por fortuna, en renombre –
certificando, por contraste,
que el pájaro de pájaros se
ha ido –
cuán anulada ha quedado la
pradera –
su hechicero se ha retirado.
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