Un cielo azul, salvaje, a la
misma altura de los vientos
que estaban amenazándolo –
corría con denuedo.
Agazapado, detrás de su
puerta amarilla,
estaba el desafiante sol –
Algún conflicto tenía con sus
amistades de allá arriba,
habitualmente tan geniales
que llegamos a deplorar con
peculiaridad
su arrogante campaña.
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