El murciélago es pardo, tiene
alas rugosas –
como una antigüedad –
No brota de sus labios ningún
canto –
O ninguno perceptible.
Su minúscula sombrilla
dividida caprichosamente
describe en el aire
un arco inescrutable,
un filósofo exaltado.
¿De qué firmamento es el
diputado? –
¿De qué astuta casa? –
Repleto de tanta maldad
auspiciosamente contenida –
consagra una no menor
alabanza
a su Creador –
Sus excentricidades, créanme,
son benéficas –
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