Una abeja condujo su bruñido
carruaje hasta una rosa –
La abeja se apeaba
combinadamente –
La rosa recibió a la visita
con franca tranquilidad
sin retener ni una medialuna
a su avidez –
Consumado su momento –
a una le quedó – huir –
A la otra – debido al
arrebato –
solo le quedó la humildad.
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