sábado, 19 de agosto de 2017

1061

Querido: este resquebrajamiento sobre mi vida
apenas te lo menciono.
Aunque el amanecer se desplome sobre una ranura,
el día, de todos modos, debe continuar.

Si nos oponemos a este quiebre, sus costados abiertos
se mostrarán como si nosotros fuéramos un sepulcro
dentro del cual estoy yaciendo, muy quieta,
en calidad de preferida del Juicio Final –

Querido: cuando el quiebre ha terminado de contener
a una vida, se cierra.
Aun así, se vuelve mucho más atrevido cada día.
Crece tan turbulento

que me siento tentada a medio remendarlo
con el aliento que me queda;
yo no echaría en falta el acto de ceder
aunque para él sería la muerte –

Y así lo llevo, inmenso, por ahí,
antes – de mi funeral.
Una vida con gran intención de irse
no pude acosarme más –



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