sábado, 30 de abril de 2016

395

El rostro que voy a cargar – el último –
cuando esté fuera del tiempo –
para asumir mi rango – allá – en el Oeste –
ese rostro – será justamente el tuyo –

Lo pondré en manos del ángel –
Él – Señor – era mi reputación –
en reinos – acerca de los cuales – posiblemente –
has oído referirse a los resucitados.

Él tomará el rostro – lo examinará – se apartará –
Retornará – con una corona
como ninguna de las que provocó piruetas del arcángel –
y rogará que me la ponga –

Y después – él me dará vueltas y más vueltas –
ante la admiración del cielo –
como a uno que rindió realeza suficiente –
ante el nombre de su amo.


394

Lloré delante de la piedad – no delante del dolor –
“Pobre niña”, le oí decir a una mujer –
Y algo en su voz
me convenció de mí misma –

Yo había fracasado durante tanto tiempo
que me parecía lo más habitual,
y la salud y la risa me parecían cosas curiosas
para mirar, como un juguete –

que compran las personas adineradas,
a veces has oído esto, y ves ese paquete
envuelto –
y llevado, suponemos – al cielo,

obsequiado a niños dorados –
nunca para tocar ni desear,
ni para pensar, con un suspiro –
en cómo ese fulano – habría sido con nosotros,
solo si Dios lo hubiera preferido de otra manera.

Ojalá yo supiera el nombre de aquella mujer –
Para, cuando venga por aquí.
clausurarme la vida y taparme los oídos,
por miedo a oírle decir

que ella “lamenta mi muerte” – otra vez –
preciso cuando el sepulcro y yo –
habíamos sollozado mutuamente
nuestra única canción de cuna, hasta casi dormirnos –


393

Vacía mi corazón de ti –
su arteria exclusiva –
Comienza. Y concédete dejar afuera –
simplemente la fecha de extinción –

El mar tiene muchas olas –
Tú y yo – un Báltico –
Si solo por jugar te sustraes,
no queda de mí
algo – que alejar –
‘Yo’ significaba Tú –

Borra la raíz – sin árbol –
para ti – entonces – nunca para mí
los cielos saqueados –
Llena de agujeros la vasta pradera
de la eternidad.


viernes, 29 de abril de 2016

392

Hablamos como las niñas –
tiernamente y hasta muy tarde –
Especulamos alegremente acerca de todos los temas,
menos el de la tumba –
No era asunto nuestro –

Manipulamos destinos con mucha frialdad –
Como si nosotras fuéramos – las que disponíamos –
Como si Dios, apacible padre
se encontrara a nuestras órdenes –

Aun así, con gran ternura nos concentramos en nosotras
mismas – en cómo seríamos – al final –
cuando ocupáramos – una posición –
suavemente ascendidas de niñas a mujeres –

Nos separamos con el acuerdo
de querernos y de enviarnos cartas.
Pero el cielo hizo ambas cosas imposibles
antes de la siguiente noche.


391

Sabe cómo olvidar.
¿Pero – podría aquello – enseñar a olvidar?
Dicen que es al arte más simple
cuando uno lo aprende.

Corazones tristes han muerto
queriendo adquirirlo.
Sin embargo hoy son comunes
los sacrificios por la ciencia –

Fui a la escuela
pero no me convertí en una mujer más sabia.
Ni el globo terráqueo instruía
ni el logaritmo mostraba

Cómo olvidar.
Que hable algún filósofo.
Ah, si pudiera ser lo suficientemente
erudita para saberlo.

¿Se encuentra en un libro?
De ser así, podrían comprarlo –
¿Es el colmo de un planeta?
Los telescopios lo sabrán –

Si el olvido es un invento
debe tener una patente –
Rabino del Libro Sabio,
¿tampoco tú lo sabes?


390

Todas las personas a las que entierran
en la tumba se consumen de la misa manera?
Afirmo mi creencia en que un espécimen
tan positivamente vivo
como yo, que testifica esto,
desmiente – que esté muerto –
y, en validez de tal testimonio, lleno mis pulmones –
de depósitos – encima de mi cabeza –

Te aseguro, dijo Jesús,
que hay aquí –
unos que no probarán la muerte –
Si Jesús era sincero –
no necesito continuar argumentando –
La declaración del Señor
no es algo que pueda discutirse –
Él me dijo que la muerte estaba muerta –





jueves, 28 de abril de 2016

389

Ir – yo misma.
Mi rostro asombrado
en ese lugar resplandeciente.
Oír – yo misma.
Mi oído extranjero
Los sonidos de bienvenida – ahí –

Los santos olvidan
nuestros tímidos pies –

Mi festejo será
que los santos – me recuerden –
Mi paraíso –será la celebridad
de que ellos – pronuncien mi nombre –



388

Aquello – nunca más sería compartido – dije –
Comenzaba – la divergencia –
Se había presentado – más de una amargura –
Sin embargo aquella antigua cosa – había terminado –

Si alguna vez aparece – lo hará, sin duda –
durante la más tersa – mañana –
tuve tanta felicidad – durante todos los años –
que – dije – aquello propiciaría un dolor – más fácil –

Tuve tanta dicha – que la sentí publicada –
por el rojo sobre mis simples mejillas –
Y lo dije – desde mi punto de vista –
Era inútil – decir algo –

Anduve como si mi cuerpo – portara alas –
Los pies – que acostumbraba usar –
eran ahora – innecesarios – para mí –
Como las botas – lo serían  - para los pájaros –

Puse todo mi placer afuera –
Le repartí una palabra de oro
a cada criatura – que me encontré –
Y doté – al mundo entero –

De repente – mis riquezas se redujeron –
Un duende – bebió mi rocío –
Mis palacios – se desplomaron deshabitados –
Yo – también – caí en la ruina –

Me aferré a los sonidos –
Busqué a tientas entre las formas –
Toqué las superficies de las membranas –
Sentí que el yermo se echaba hacia atrás
siguiendo mis líneas doradas –

La arpillera – cuelga el vestido
que yo acostumbraba llevar – en el clavo –
¿No obstante, dónde está mi momento de brocado –
mi – gota – de India?


387

La luna está distante del mar –
Y sin embargo, con manos de ámbar –
ella lo guía – dócil, como a un niño –
a lo largo de arenas prefijadas –

Él nunca falla ni un paso –
obediente al ojo de ella –
Avanza justamente – hacia la ciudad –
o justamente – retrocede –

Señor: tuya es la mano de ámbar –
y mío – el lejano mar –
Estoy presta a obedecer al más mínimo mandato
que tus ojos me impongan –


miércoles, 27 de abril de 2016

386

Adquirir el bello ideal
solo para derribarlo
cuando – descubrimos – una fractura –
o cuando una corona agrietada –
convierte a los cielos en algo portátil –
y a los dioses – en una mentira –
Sin duda – Adán – frunció el ceño al Edén –
debido a su perjurio.
Acariciar – nuestro pobre ideal –
hasta que lo veamos – glorificado –
con vestido más puro –
Reconforta – una búsqueda como esta –
hasta el día en que las quebradas criaturas –
a las cuales adorábamos –
como si estuvieran enteras –
lavadas – transfiguradas – reparadas –
todas las manchas –
nos salgan al encuentro – con una sonrisa –


385

Moveré – y moveré los engranajes –
El – que sigue – podría ser el golpe dorado –
Si yo pudiera encontrar diamantes –
Esperen –
Estoy buceando – justamente un poco tarde –
aunque las estrellas – andan lentas – de noche –

Las pondré – en un hermoso collar –
de algunas – haré tiaras –
Las llevaré en Orla –
Envolveré a una condesa – con ustedes –
Haré – una diadema – y voy a componer la mía,
que está un poco vieja –
Contaré – acumularé – luego perderé –
y dudaré de que ustedes, estrellas, son mías –
para tener la dicha de sentirlo – otra vez –

Las voy a presentar ante la corte –
Las llevaré – de adorno
donde respiran las mujeres –
de manera que cada suspiro – las eleve a ustedes
tan alto – como a mí –
y – cuando yo muera –
las voy a lucir – sobre mi humilde vestido –
para mostrar – cuán lujosa voy todavía –
a menos que los cielos entablen un juicio en contra
de riqueza tan maravillosa –
y me proscriban –


384

No suena tan – tan – terrible como sonó –
Lo repaso – muerto – muerto –
Cerebro, ponlo en el latín que te queda de mi academia –
No parece tan chirriante – cuando lo ponen a regla.

Gíralo un poco – una preocupación aparece
como la más amarga en todo el rostro –
Muévelo – otro tanto –
y di “cuando la mañana pase por aquí –
habré vadeado un día”.

Supongo que en algún momento me interrumpirá,
hasta que me acostumbre. Sin embargo la tumba
al igual que otras cosas nuevas –
se mostrará como la más grande –
y, debido a la costumbre, como la más pequeña –

adelanta el pensamiento – un año –
será más sutil.
¿Cómo llevar – en aquél momento –
el asesinato – cual si fuera una simple convulsión?


martes, 26 de abril de 2016

383

Me encanta verlo lamer las millas –
y relamer los valles –
verlo detenerse para comer en los depósitos –
y después – andar prodigioso

alrededor de una pila de montañas –
y, presuntuoso, husmear
en las chozas – que encuentra por los caminos,
y luego escarbar en una cantera

para acomodar sus costados,
y revolcarse en medio
quejándose todo el tiempo
mediante una horrenda – sibilante canción –
después irse detrás de sí mismo
montaña abajo –
relinchar como Bonaerges –
Y entonces – más puntual que una estrella
lo veo parar – dócil, omnipotente,
en la puerta de su propio establo –


382

Buenos días – medianoche –
Regreso a casa –
El día – se ha cansado de mí –
¿Cómo podría cansarme – de él?

La luz del sol era un lugar dulce –
Yo quería quedarme allí –
Sin embargo la mañana – ahora – ha dejado
de quererme – Así pues – buenas noches – día.

¿Puedo mirar – cuando esté rojo el oriente?
¿Puedo? –
En ese momento – las colinas – hacen un gesto –
que lanza – afuera – al corazón –

Medianoche – tú no eres muy bella –
Elegí – el día –
Pero – por favor, recibe a esta pequeña niña –
que él ha despreciado.


lunes, 25 de abril de 2016

381

No puedo danzar sobre las puntas de los pies –
Nadie me instruyó –
Pero con frecuencia, en medio de la mente,
me posee una alegría

tal que si tuviera conocimientos de ballet –
podría exhibirse
en pirueta que haría palidecer a una tropa de bailarines –
enloquecer a una Prima Donna,

Y aunque yo no tenga traje de tul –
ni tirabuzón en el cabello,
ni dé saltos con una garra en el aire –
para públicos – como pájaros –

ni ponga a mecer mi figura en pelotas de pelusa,
ni ruede en bolas de nieve
hasta perderme de vista, haciendo mucho ruido,
el teatro me pediría que repitiera el espectáculo –

Aunque nadie sepa que conozco el arte
mencionado por mí – tan fácilmente – aquí –
pese a que ninguna placa me rinde honores –
este arte es tan pleno como la ópera –


380

Todas las cartas que puedo escribir
no son tan preciosas como esta –
Sílabas de terciopelo –
Frases de felpa, profundidades de rubí,
escondidas, aun no escurridas,
para ti, labio –
Juega a que esta carta es un colibrí –
y – a que me – acaba de sorber –


379

Escaso es el trabajo de la hierba,
Una esfera de verde simple –
solo con mariposas para criar,
y abejas para entretener –

y emocionarse todo el día con bellas tonadas
que las brisas van recogiendo,
y contener en su seno el resplandor del sol
y reclinarse delante de todo,

y ensartar los rocíos toda la noche, como perla,
y hacerse tan atractiva
que una duquesa sería muy convencional
en comparación con tal notoriedad,

e incluso cuando muera, fallecer
en divinos aromas –
semejantes a especias humildes, adormiladas –
o amuletos de pino –

y después habitar en graneros soberanos
y dedicar los días a soñar.
Escaso es el trabajo de la hierba –
Yo querría ser heno –



domingo, 24 de abril de 2016

378

Mejor – que la música.
Porque yo – que lo oí –
estaba acostumbrada – antes – a los pájaros –
Esto – era diferente – Era la traducción –
de todas las canciones que yo conocía –
Y era más –

No tenía el contenido – de una estrofa cualquiera –
Nadie lograría interpretarlo – por segunda vez –
Sin embargo, que el compositor – Mozart perfecto –
aniquile con él – esta rima sin clave.

del mismo modo – cuando a los niños –
se les narra que los arroyos del Edén – burbujeaban –
Curiosamente deducen – una melodía mejor –
La gran rendición de Eva induciendo a unos pies –
que no – se arriesgaban – a volar –

Niños – un poco mayores – son más sabios – la mayoría –
el Edén – es para ellos una leyenda – vagamente narrada –
Eva – y la angustia – un cuento de la abuela –
Sin embargo – yo estaba hablando de cierta música –
que oí –

No es la clase de acorde – que la iglesia – bautiza –
una vez el último santo – ha llegado a los pasillos –
Es el tipo de estrofa que no parte en dos al silencio –
cuando la redención ha tocado las campanas
de esa misma música –

Que yo no derrame – tarareando – su más pequeña
cadencia – debido a mi promesa –
cuando esté sola, tarareando –
hasta que mi fatigosa práctica –
entre en las mismas tonalidades – alrededor del trono –


377

Al menos – queda – orar – queda –
Oh, Jesús – en el aire –
no sé cuál es tu casa –
Estoy llamando a las puertas – en todas partes –

Tú que pones terremotos en el sur –
y monstruos en el mar –
dime, Jesucristo de Nazaret –
¿no tienes ni un solo brazo para mí?


376

El viejo – camino – a través del dolor –
Ese – que no es muy frecuentado –
Con muchas curvas – y espinas –
Ese que se detiene – en el Cielo –
Esta fue – la ciudad – por la que ella pasó –
Donde ella – reposó – por última vez –
Después – pisó más rápido –
Los pequeños pasos – se juntaron hasta cerrarse –
Después – ya no tan rápido –
Lentamente – lentamente –
Como si se hubieran – cansado los pies –
Luego pararon – Ni un paso más.
Espera – mira esto – el pequeño libro de ella –
La hoja – doblada – en el amor –
Su sombrero –
Y estos zapatos desvencijados que ahorman a la perfección
Con las pisadas –
Ella – sin embargo – se ha escapado.

En habitaciones luminosas –
Otra cama – de las minúsculas –
Están tendiendo las mujeres – esta noche –
Muy lejos de nuestra vista – sin embargo –
Para que nuestro ronco “buenas noches” –
Toque sus cabezas.


sábado, 23 de abril de 2016

375

Mi recompensa por ser –
Mi premio – mi dicha – fue esto –
Un almirantazgo menos un cetro –
Ni un solo centavo – y los reinos –
Solamente escoria –

Cuando los tronos – se aproximen a mis manos –
Diciendo “a mí – señorita – a mí” –
Te arrojaré – a la creación – impotente –
Dinastía suficiente –
Para equiparar esta gracia –
El imperio – el estado imperial –
Muy poco – polvo –
Para una dote – tan grande –


374

Llegará el verano – finalmente.
Damas – con sombrillas –
Caballeros que deambulan – con bastones –
Y niñas muy pequeñas – con muñecas –

Le darán color al cálido paisaje –
Como si fuera un lustroso ramillete –
Aunque la aldea yazga – hoy –
Sumida en lo profundo, en paros –

Las lilas – doblegando a los años –
Se sacudirán con su carga púrpura –
Las abejas – no van a despreciar la tonada –
Que tararearon – sus antepasados –
La rosa silvestre – sentirá rubor en el pantano –
El áster – dictará
Sobre la colina – su eterna moda –
Y las gencianas de la alianza – se adornarán con cintas –

Hasta que el verano recoja sus milagros –
Como las mujeres – recogen – su vestido –
Como los sacerdotes – guardan los símbolos –
Cuando ha terminado – el sacramento –


viernes, 22 de abril de 2016

373

Este mundo no es la conclusión.
Hay una especie, más allá –
Invisible como música –
No obstante positiva como sonido –
Llama por señas y desconcierta –
No sé de filosofía –
Y la sagacidad tiene que ir –
Mediante un acertijo, hasta el final –
Adivinarla les rompe la cabeza a los académicos –
Para llegar hasta ella los seres humanos han soportado
El rechazo de las generaciones y han exhibido la crucifixión.
La fe se desliza – sonríe, se rehace –
Se llena de rubor si alguien la mira –
Se aferra a una pequeña rama de evidencia –
Y le pregunta a una veleta por dónde es el camino –
Demasiados gestos desde el púlpito –
Resuenan estruendosos aleluyas –
Los narcóticos no pueden silenciar al diente
Que roe el alma –


372

Tras un inmenso dolor llega un sentimiento formal –
Los nervios van sentándose, ceremoniosos como tumbas –
El corazón, impávido, pregunta “¿fue él quien soportó?”
“¿Ayer o hace algunos siglos?”

Los mecánicos pies dan una vuelta –
Por un camino de madera,
De tierra, de aire, o de cualquier cosa –
Se vuelven desdeñosos,
Con una placidez de cuarzo, como piedra –

Esta es la hora de plomo –
Se puede evocar solo si se ha sobrevivido a ella,
Como recuerdan la nieve las personas que se han congelado –
Primero – frío – después estupor – luego dejarse ir –