jueves, 14 de abril de 2016

354

Si el amigo de alguien muriera,
lo más agudo 
sería pensar en cómo pasearon vivos –
durante esta o aquella ocasión –

sus trajes, de domingo,
cierta manera del cabello –
una broma que nadie conocía, excepto ellos,
perdida en el sepulcro –

cuán cálidos estaban en determinado día,
casi logras sentir la fecha –
parece muy cercana –
Ahora – ellos están a siglos de todo eso –

Lo que les gustaba, lo que dijiste.
Intentas tocar la sonrisa
y hundes los dedos dentro de la escarcha –
¿Cuándo fue – puedes decirlo?

Invitaste a todos los presentes a tomar el té –
Solo unos cuantos – conocidos –
y conversaron de cerca con la muerte, esa gran cosa.
Ojalá ninguno te recuerde –

que haber pasado por cortesías e invitaciones –
haber pasado por conversación y devota promesa –
por todo lo que podemos estimar –
constituye – lo más intenso del dolor.


No hay comentarios:

Publicar un comentario