domingo, 17 de abril de 2016

360

El alma tiene momentos que están vendados –
Cuando aparece cierto espantoso miedo –
está muy asustada como para agitarse –
y él se detiene, la mira –

la saluda con largos dedos –
acaricia su helado cabello –
sorbe de los mismos labios
sobre los que – revoloteó – el amante –
Resulta indigno que un pensamiento tan mezquino
se aproxime a un tema – tan bello –

El alma tiene momentos de escapatoria –
cuando haciendo pedazos todas las puertas –
danza afuera como una bomba,
y se balancea en las horas

como lo haría la abeja – llevada por el delirio –
quien, prisionera durante mucho tiempo, lejos
de su rosa – lograra tocar la libertad –
y después no conociera nada más –

que mediodía y paraíso – otra vez momentos
tomados del alma – cuando traidora, conducida
con grilletes en los pies emplumados
y ganchos en la canción,
el horror le diera de nuevo la bienvenida.
Estos momentos no son rebuznados por la lengua –


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