lunes, 29 de febrero de 2016

244


Nosotras – la abeja y yo – vivimos
para los licores exquisitos –
No todo es vino del Rin – para nosotras –
La vida también tiene su cerveza –
Sin embargo, son muchas las canciones
de triste Borgoña – que entonamos –
para darnos ánimo – cuando los vinos faltan –

¿Nos embriagamos?
Pregúntales a los tréboles chispeantes.
¿Peleamos con nuestra esposa?
Yo – nunca me casé –
y la abeja – bebe porque su propia esposa la invita –
en recipientes minúsculos –
esplendorosa – como la trenza – de su lúcida cabeza –

Mientras el Rin corre –
ella y yo – nos regocijamos –
primero – con el barril – y por último
con frutos de la vid –

Al mediodía – durante nuestra última copa –
somos halladas muertas – de néctar –
por un abejorro con corona
en algún lejano campo de tomillo.



243


Lo que fuimos – ese después del horror –
Nosotros, que cruzamos el embarcadero
mientras se despedazaba –
del mismo modo en que la migaja de granito
dejó pasar – por un pelo a nuestro salvador –

Un segundo más y habríamos caído muy abajo
como para que un pescador lograra avizorarnos –
El perfil mismo del pensamiento
recoge, reduce el recuerdo –

La posibilidad – de cruzar
a la presencia misma de la conjetura
sin sonidos de campana propios de un acontecimiento –
es como un rostro de acero –
que de repente mira muy adentro del nuestro
con una metálica mueca –

La cordialidad de la muerte
taladraba su propia bienvenida –


242


Es fácil trabajar cuando el alma está jugando –
Pero cuando el alma tiene dolor –
oír que empieza a guardar sus juguetes
dificulta el trabajo –

El dolor continuo del hueso o de la corteza
es simple – pero los taladros – dentro del nervio –
destrozan con más dedicación – más terriblemente –
como una pantera dentro del guante –


241


Qué es – el Paraíso –
Quiénes viven allí –
Son campesinos –
Aran –
Saben que esto es Amherst –
Y que yo – iré allí – también –

En el Edén – usan zapatos nuevos –
Hace siempre buen tiempo – allí –
Cuando estemos hambrientos – no nos reprenderán –
ni le dirán a Dios – cuán enfadados estamos –

Tienes la certeza de que existe una persona
semejante a un Padre – en el Cielo –
de tal manera que si me extravío – allí –
en cierto momento – o hago lo que la nodriza llama
morir – no caminaré – descalza – por el jaspe –
los redimidos – no se burlarán de mí –
Quizás – el Edén no sea tan inhóspito
como acostumbraba a serlo Nueva Inglaterra.


domingo, 28 de febrero de 2016

240


Subraya – un sufrimiento –
y las vidas lograrán cargarlo.
Limita – la hondura de un desangrarse.
Una determinada – cantidad – de gotas
de escarlata vital – tiene tratos con el alma
como con el álgebra.

Refiérele las épocas – en una sola cifra –
y – seguirá satisfecha – doliendo –
Canta delante de ese dolor – como cualquier obrero –
haciendo marcas de trabajo al exacto atardecer.


239


Píntame un retrato del sol –
para que yo pueda colgarlo en mi habitación,
Y hazme creer que estoy recibiendo calor
cuando otros lo llamen “día”.
Dibújame un petirrojo – sobre un tallo –
para que yo pueda soñar que lo estoy oyendo,
y haz a un lado – mis pretensiones –
cuando los huertos detengan sus canciones.

Dime si realmente – hace calor a mediodía –
si son ranúnculos – esos que tienen natas –
o mariposas – aquello que florece.
Y después –
enfréntate – a la escarcha – en el pasto –
enfréntate – a la manzana bermeja – en el árbol –
Juguemos a que todas esas cosas – nunca llegan.


sábado, 27 de febrero de 2016

238


Cuántas veces se han detenido estos humildes pies –
Sólo la boca que ha sido soldado puede decirlo –
Intenta – a ver si puedes mover el horrible remache –
Intenta – a ver si logras levantar los herrajes de acero.

Acaricia la frente fría – que muchas veces estuvo caliente –
Si quieres – eleva el cabello desdeñoso –
roza los dedos de diamante
que nunca – más – empuñarán un dedal –

Zumban las moscas aburridas en la ventana de la habitación.
El sol resplandece, valiente, a través del cristal manchado –
La telaraña – sin temor – se balancea desde el techo –

Indolente ama de casa – yace – entre margaritas. 


237


“Qué voy a hacer” – dice entre muchos lloriqueos –
este pequeño perro dentro del corazón –
con ladrido y estrépito – todo el día, toda la noche –
Aun así - ¿no querrá irse?

Lo desatarías – si fueras como yo –
¿Dejaría de ladrar
si te lo enviara – ahora mismo?

No te molestaría – junto a tu silla –
o sobre la alfombra – o si se atreviera –
a encaramarse en tu inquieta rodilla –
o podría ir –
de vez en cuando –
cuando tú quisieras – a correr junto a ti –
Díselo a Carlo – Él me dirá.


236


Algunos – cumplen los preceptos del día sagrado –
acudiendo al templo –
Yo – los cumplo – quedándome en casa –
con un pájaro charlatán – como corista principal –
y una huerta – como cúpula –

Algunos – cumplen los preceptos del día sagrado
poniéndose un sobrepelliz –
Yo – solo llevo conmigo mis alas –
Y en vez de hacer sonar la campana
para llamar al servicio religioso –
nuestro pequeño acólito – canta –

y un clérigo apto – predica – a Dios –
Su predicación nunca se alarga.
De esta manera – en vez de llegar al Cielo –
al final – estoy yendo allá – todo el tiempo.


viernes, 26 de febrero de 2016

235


La flor no debe reprender a la abeja –
si esta llega con mucha frecuencia a su puerta
en busca de felicidad –
Debe, más bien, enseñarle al mayordomo de Vevay –
a nunca más decirle – a la gente –
“la señora no se encuentra en casa”.


234


No me arriesgaría a abandonar a mi amigo,
porque – si él muriera mientras me ausento -
yo misma alcanzaría, muy tarde,
al corazón que me quiso –

Si yo defraudara a esos ojos
que se esforzaban tanto – para ver –
ellos no podrían soportar cerrarse hasta
saber – saber de mí –

Si yo hundiera el puñal a la paciente fe,
muy segura de que vendría –
muy segura de que llegaría –
la fe, oyendo – terminaría por dormirse –
pronunciando mi nombre que se retrasa.

Mi corazón hubiera querido romperse antes –
porque rompiéndose – hubiera sido tan inútil
como el sol de la mañana siguiente –
por donde pasaron los hielos – de medianoche.


233


Una pincelada de azul –
unos cuantos trazos de gris –
unas porciones de escarlata por el camino –
conforman un cielo al atardecer –
Un tanto de púrpura – apenas esparcido en la mitad –
Unos pantalones de rubí puestos con prisa –
Una ola de oro –
Una banca de día –
Justamente eso elabora al cielo de la mañana.


jueves, 25 de febrero de 2016

232


Él olvidó – y yo – recordé –
Era un evento de todos los días –
Como hace mucho tiempo, cuando
Cristo y Pedro – se abrigaban en el fuego del templo.

“¿Tú también estabas con él?” – preguntó la damisela.
“No” – respondió Pedro – “no era yo” –
Jesús, después, tan solo miró a Pedro –
¿Podría yo hacerte algo – distinto?


231


Tim y yo – no lloramos –
Sin duda, ya hemos madurado mucho –
Pero ponemos bien el cerrojo
para cuidarnos de tener una amistad –

después ocultamos nuestra valiente cara,
hundida en nuestra mano –
aunque no para de llorar –
Tim y yo –
sin duda, ya hemos madurado mucho –

No llegamos a condescender –
ni para soñar –
Solo cerramos nuestros ojos marrones
con el propósito de ver el final –

Tim – verá casitas de juguete –
no obstante muy altas.
Luego – resultamos temblorosos –
Y para evitar que yo – llore –

Tim – lee un himno breve –
Rezamos,
te suplicamos, Señor, Tim y yo –
pues siempre perdimos el camino.

Tenemos que morir – pronto –
dicen los clérigos –
Tim – morirá – si yo – muero –
Yo, a mi vez – si él muere –

¿Cómo solucionaremos esto –
pues Tim – ha sido – tan – apocado?
Llévanos simultáneamente – Señor –
a Tim – que soy yo –
y a mí.



230


A causa de esta – respiración aceptada –
por entre ella – compito con la muerte –
Mi compañero no puede tocar esta corona –
Por ella – asumiría mi título –
Ah, qué monárquica consideración
se inclinó un día – ante mi necesidad.

No puede existir – un páramo
donde ella me acompañe –
ni un desierto mediodía –
ni un miedo de hielo por venir
que rodee el perenne florecimiento –
Excepción hecha de un cierto junio.

Haz que el arcángel – profiera – la sílaba
de la realeza –
Haz que los santos – con una nueva –
insegura lengua –
digan cuál trance aquí, abajo,
el mejor, el digno de la corona,
podría exhibirse más como su gloria –


miércoles, 24 de febrero de 2016

229


Los músicos están luchando con denuedo
por todas partes.
Todo el día – entre el aire sobrecargado
oigo la pelea plateada –
y me despierto mucho antes del amanecer.
Tal arrobamiento irrumpe en la aldea.
Llego a pensar: “esta es esa nueva vida”.

No se trata de un pájaro – no tiene nido –
Ni de una banda musical vestida de latas
y escarlata –
No es un pequeño tambor – ni es un hombre.
No se trata de un himno leído desde el púlpito.

Esas estrellas de la mañana – guiadas por una
principal durante la primera tarde del Tiempo.
Algunos dicen – que son las esferas jugando.
Algunos dicen –que esa brillante mayoría
de damas – y hombres – difuminados –
forma parte de una ceremonia religiosa
en el lugar donde nosotros – con un difunto –
celestial rostro – si Dios lo permite –
la descubriremos.


228


Mi mirada está más llena que mi florero –
Las cargas de mi mirada – son de rocío –
A pesar de esto – mi corazón pesa más
que mis ojos –
India de Oriente – es por ti.



227


Dos nadadores lucharon con todas sus fuerzas
sobre el mástil –
hasta el sol de la mañana –
Uno – retornó sonriendo a tierra –
Lo del otro fue una pena.

Cuando pasaron por allí los barcos errantes –
avizoraron un rostro – sostenido por las aguas –
con ojos de muerte – aún levantados, suplicantes –
y las manos – extendidas – pidiendo auxilio.


226


Las robé a una abeja –
por – ti –
dulce excusa –
Ella me perdonó.


martes, 23 de febrero de 2016

225


Soy esposa –
He concluido aquel otro estado –
Soy Zar – Soy mujer ahora –
Así es más seguro –

Qué extraña parece la vida de una niña
tras ese suave eclipse –
Ahora – pienso en que – los habitantes del Cielo
sienten así a la Tierra.

Siendo esto el placer – entonces –
aquel otro estado – fue el dolor –
No obstante, ¿para qué comparar?
Soy esposa.
Detente ahí.


224


Una espantosa tempestad aplastó al aire –
Las nubes eran flacas, y pocas –
Una oscuridad – como de manta fantasmal
ocultó a la vista el Cielo y la Tierra –

Las criaturas cloquearon sobre los tejados –
silbaron en el aire –
agitaron los puños –
castañearon los dientes –
y sacudieron su enloquecido cabello –

La mañana se encendió –
Los pájaros se levantaron –
Los difusos ojos del monstruo
regresaron lentamente a su costa natal –
Y la paz – fue Paraíso.


lunes, 22 de febrero de 2016

223


La mañana – es el lugar para el rocío –
Al maíz – lo hacen a mediodía –
La luz después del almuerzo – lugar para las flores –
Las cerezas – para el sol del atardecer.



222


Muriendo. Muriendo en la noche.
¿No va a traer nadie la luz
de modo que yo pueda ver cuál camino
tomar hasta la nieve eterna?

Y Jesús. ¿A dónde se fue Jesús?
Solían decir que Jesús – siempre venía –
Quizás no conoce la casa –
¡Es por aquí, Jesús! ¡Déjenlo pasar!

Corra alguien hasta el portón grande
y mire si viene Dollie por ahí.
Espera. Oigo sus pies sobre la escalera.
La muerte no será dolorosa – pues ahora
Dollie está aquí.


221


En aquel tiempo – él era débil, yo era fuerte –
Así pues, él me permitió que lo condujera –
Después él se volvió fuerte, yo débil –
y le permití que me llevara – a casa.

No era lejos – el portal estaba cerca –
No estaba oscuro – porque él iba – también –
No había ruido – porque él nada dijo –
Eso era todo lo que me interesaba saber.

El día tocó a la puerta – y tuvimos que separarnos –
Ahora – ninguno – era más fuerte que el otro –
Él combatió – También yo – combatí –
Sin embargo – no lo hicimos.


domingo, 21 de febrero de 2016

220


Llorar es una cosa tan pequeña –
suspirar, una cosa tan corta –
Y no obstante – por asuntos – de ese tamaño
nosotros, los hombres y las mujeres, morimos.

219


Mar azul –
mi río corre hacia ti –
¿Me darás la bienvenida?
Muéstrame una cara benévola –
Mi río espera una respuesta –
Mar –
te llevaré arroyos
de rincones manchados.

Mar, dime, ¿me tomarás?


218


Me amas – estás seguro –
No tendré miedo de equivocarme –
No voy a despertarme engañada –
una sardónica mañana –
para encontrar que el amanecer está ausente –
que están – repletos – los huertos
y que mi Dollie – se ha marchado.

No necesito exaltarme – puedes estar seguro –
No llegará esa noche –
cuando corra a casa, hacia ti – asustada –
para encontrar oscuras las ventanas –
y nunca más a mi Dollie –
Punto –
¿No llegará, en realidad?
Debes estar seguro de que estás seguro –
tú sabes –
Ahora lo asumiré mejor –
Solo basta con que me digas –
que en el instante – de crecer un poco el bálsamo
insignificante – sobre este dolor mío –
tú lanzarás una punzada – de nuevo.