viernes, 5 de febrero de 2016

169


Espera hasta que la majestad de la muerte
se pose sobre esa frente tan mezquina.
Casi solo un empolvado súbdito
se atrevería a tocarla ahora.

Espera a que este demócrata
vaya ataviado con túnicas eternas.
Entonces podrás hablar entre gritos acerca
de “nombramiento” – “posición” –
y lo demás.

Obsequiosos ángeles esperan
alrededor de este tranquilo cortesano.
Plenamente monárquico es su séquito.
Plenamente púrpura es su fasto.

Un caballero – se atrevería a quitarse
el sombrero delante de tan humilde arcilla –
pues esto mi Señor –
el Señor de los Señores
lo recibe sin rubor.


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