sábado, 20 de febrero de 2016

216


Por entre esta larga tormenta brotó el arcoíris –
En medio del final de la mañana – salió el sol –
Las nubes – como desdeñosos elefantes –
descendieron sin orden – sobre los horizontes –

En sus nidos los pájaros se empinaron sonriendo –
Las ventiscas – por cierto – terminaron –
Incluso los ojos en los que resplandeció el verano –
estaban ya muy despreocupados.

Era la tranquila gallardía de la muerte –
No existe amanecer – que pueda embestirla –
Las lentas – sílabas del arcángel
tendrán que despertarla.


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