lunes, 29 de febrero de 2016

243


Lo que fuimos – ese después del horror –
Nosotros, que cruzamos el embarcadero
mientras se despedazaba –
del mismo modo en que la migaja de granito
dejó pasar – por un pelo a nuestro salvador –

Un segundo más y habríamos caído muy abajo
como para que un pescador lograra avizorarnos –
El perfil mismo del pensamiento
recoge, reduce el recuerdo –

La posibilidad – de cruzar
a la presencia misma de la conjetura
sin sonidos de campana propios de un acontecimiento –
es como un rostro de acero –
que de repente mira muy adentro del nuestro
con una metálica mueca –

La cordialidad de la muerte
taladraba su propia bienvenida –


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