viernes, 5 de febrero de 2016

167


Soy la pequeña flor del corazón abierto.
No me importa que hagan pucheros los cielos.
Si la mariposa tardara en venir,
¿puedo, por eso, no estar presente?

Si el cobarde abejorro
permaneciera en el rincón de su chimenea,
debo entonces ser más resuelta.
¿Quién presentará excusas por mí?

Querida y pequeña flor – chapada a la antigua,
el Edén también es anticuado.
Los pájaros son compañeros anacrónicos.
El cielo no cambia el azul de la flor.
Ni seré yo, la pequeña flor del corazón abierto,
la llamada a hacerlo.






No hay comentarios:

Publicar un comentario