viernes, 29 de abril de 2016

392

Hablamos como las niñas –
tiernamente y hasta muy tarde –
Especulamos alegremente acerca de todos los temas,
menos el de la tumba –
No era asunto nuestro –

Manipulamos destinos con mucha frialdad –
Como si nosotras fuéramos – las que disponíamos –
Como si Dios, apacible padre
se encontrara a nuestras órdenes –

Aun así, con gran ternura nos concentramos en nosotras
mismas – en cómo seríamos – al final –
cuando ocupáramos – una posición –
suavemente ascendidas de niñas a mujeres –

Nos separamos con el acuerdo
de querernos y de enviarnos cartas.
Pero el cielo hizo ambas cosas imposibles
antes de la siguiente noche.


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