viernes, 15 de abril de 2016

359

Un pájaro vino por el camino –
No se dio cuenta de que lo estaba viendo –
cortó con el pico a una lombriz,
se comió cruda a la pequeña amiga,

luego bebió el rocío
de una apropiada hierba –
y después saltó oblicuamente al muro
para permitir que pasara un escarabajo –

Miró de soslayo, ojos rápidos
que recorrieron con prisa todo en derredor –
esos ojos que parecían atemorizadas cuentas de collar,
pensé. Sacudió su cabeza de terciopelo –

Le ofrecí una miga con cautela,
como a alguien que está en peligro.
Y él desenrolló sus plumas,
que lo llevaron a casa, a golpe de remo –

con más delicadeza que remos capaces de dividir
el océano, muy plateado para una costura,
más delicadeza que mariposas desde bancos de mediodía,
capaces de saltar sin salpicar cuando nadan.


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