Como escobas de acero
la nieve y el viento
barrieron la calle del
invierno –
La casa estaba encorvada.
El sol enviaba
débiles diputados de calor –
Donde anduvo el ave
el silencio ató
a su amplio – perseverante
corcel.
La manzana, en la abrigada
bodega,
era todo lo que sonaba.
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