Ven – querido Marzo –
Estoy muy contenta –
Te esperaba antes –
Deja ahí tu sombrero –
Cuánto has caminado –
Mira cómo estás de exhausto –
Querido Marzo, cómo estás,
cómo están los demás –
¿Dejaste bien a la naturaleza?
–
Ven, subamos la escalera –
Tengo muchas cosas que
contarte –
Recibí tu carta. Los pájaros
–
y los arces nunca se enteran
de que vas a llegar – hasta
que los llamo.
Juro – que sus caras se
pusieron rojas –
Perdóname, por favor –
para esas montañas que
dejaste a mi cuidado
no encontré el púrpura
preciso –
Tú te lo llevaste todo –
¿Quién llama a la puerta? Es
Abril.
Ciérrala –
No quiero ser perseguida –
Abril duró ausente un año
y llega justo cuando estoy
ocupada –
todas estas nimiedades son ya
muy triviales
desde tu llegada,
ese reclamo es tan querido
como el elogio,
y el elogio tan simple como
el reclamo –
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