Mi corazón corrió tan
rápidamente hacia ti
que no quiso esperarme.
Me aparté, ofendida,
porque sin importar cómo sean
mis pasos
él logró primero alcanzar tu
rostro,
que por gracia universal
nos ha correspondido a los
dos –
Te menciono esto
sin maldad –
Ojalá mi corazón fuera
oblicuo
y presto para compartir.
Pero, por su ambición –
está ufanándose de mi premio
–
dichoso en Belén
antes de que yo lograra
llegar allí –
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