miércoles, 15 de agosto de 2018

1404


En algunos lugares inauditos
sentimos una dicha –
también inaudita, pero sincera,
como sucede en la naturaleza o con los dioses –

Llega y se disuelve
de la misma manera – sin consternación –
aunque deja una indigencia suntuosa,
sin nombre –

No podemos profanar esa dicha escudriñándola –
pues no tiene casa –
Alguna vez aspiramos a esa
especie de alegría –
y desde entonces vamos en pos de ella.



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