El viento comenzó a dividir la hierba
como las mujeres hacen a una masa –
Lanzó una manotada a la planicie,
una manotada al cielo.
Las hojas se desprendieron de los árboles
y saltaron por todas partes –
El polvo hizo un cuenco de sí mismo
y gastó al camino –
Las carretas apuraron el paso por las
callejuelas –
El viento cuchicheó bajo,
el relámpago mostró una cabeza amarilla
y después un lívido dedo del pie –
Los pájaros levantaron los barrotes de los
nidos –
El ganado se precipitó a los establos –
Entonces llegó una gota de enorme lluvia –
Y luego, como si las manos que sujetaban a los
diques
hubiesen partido aguas –
las aguas destruyeron el cielo –
pero no se fijaron en la casa de mi padre –
y tan solo cuartearon un árbol –
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