sábado, 25 de marzo de 2017

852

Era un sepulcro, pero no tenía lápida.
No estaba cercado – por baranda alguna –
Una conciencia – era su acre –
Y contenía un alma humana –

Si tuviera la curiosidad de saber –
junto a quién estaba sepultada –
y debido a qué ofensa –
ninguna persona podría aplacarla –

Tengo que adivinar todo esto hasta la resurrección –
Y, rechazada de ese pequeño deseo,
plantar una rosa – o una flor de sacrificio –
sobre su zarza –



No hay comentarios:

Publicar un comentario