Juego a que tengo riqueza –
para aclamar el clamor por el oro –
Pienso que esto me libró de ser una ladrona,
pues, temeraria con frecuencia
debido a las carencias y a las oportunidades –
pude haber cometido un pecado,
pude haber sido eso tan fácil,
una persona independiente –
Sin embargo, con frecuencia,
de acuerdo a la manera en que mi lote se
manifiesta,
muy hambriento para ser soportado,
considero lo que yo hubiera podido ser –
Mi pobreza y yo obtenemos un insólito consuelo
–
Nos preguntamos si el potentado –
estimará la opulencia – tanto como nosotras –
que nunca logramos hacerlo –
Si en algún momento estas manos que exploran
dieran, soberanas, con una mina –
o en el extenso – atropellado límite de tiempo
llegara el turno de ganar –
cuán óptimas serán –
porque las carencias – que enseñan muy bien –
harán no sé si primero al don o al deseo –
completamente bellos –
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