Sonaba como la lluvia hasta
encorvarse,
entonces supe que era el
viento –
Caminaba lavado como una ola,
pero barría árido como arena
–
Cuando se empujó a sí mismo
hacia cierta lejana planicie
se oyó una llegada de
huestes.
Era la lluvia –
que llenó los pozos,
fue complaciente con los
estanques,
formó burbujas sobre el
camino –
Quitó las reservas de las
montañas
y dejó las corrientes más
torrenciales –
asoló acres, levantó mares.
Los lugares céntricos se
estremecieron.
Luego, como Elías, se fue
sobre una rueda de nube.
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