miércoles, 1 de agosto de 2018

1246


Las nubes juntaron sus espaldas.
El Norte comenzó a empujar.
Los bosques galoparon hasta desfallecer.
Los relámpagos jugaban como ratones.

El trueno se desmoronó como materia.
Qué bueno estar en las tumbas,
donde no alcanza a llegar el temperamento de la naturaleza
y el misil nunca viene.



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