El relámpago juega – todo el
tiempo –
Sin embargo cuando el
relámpago canta –
Nos hacemos conscientes de
que existe –
Y nos acercamos a él –
severos –
Con aislantes – y con guantes
–
Nos aproximamos a él – cuyo
diminuto bajo
De sepulcro nos alarma –
Aunque sus pies amarillos
puedan pasar –
Y contrapasar – por las sogas
– encima
De nuestras cabezas –
Continuamente – con las noticias
–
Nosotros ni siquiera dejamos
de hablar –
Ni nos detenemos a hacernos
la señal de la cruz –
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