sábado, 23 de julio de 2016

656

Salí temprano – con mi perro –
A ver el mar –
Las sirenas, desde el sótano
Se asomaron a mirarme –

Las fragatas – del piso de arriba
Extendieron las manos de cáñamo –
Creyendo que yo era un ratón –
Encallado – sobre la playa –

Sin embargo, no me motivó ninguna persona –
Hasta que el mar sobrepasó mis sencillos zapatos –
Mi delantal – mi cinturón –
Y – también – mi corpiño –

E hizo como si me fuera a tragar –
Tan completamente como a un rocío –
Entre la manga de un diente de león –
Y entonces – yo también – salí –

Y él – él siguió cerca – detrás –
Sentí sus talones de plata
Sobre mi tobillo – Mis zapatos
Podrían haberse colmado de perla –

Hasta que él y yo nos cruzáramos
En la ciudad compacta –
Parecía que él no conociera a nadie ahí –
Inclinándose – con una poderosa mirada
Dirigida a mí – él, el mar, se fue –



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