Cruzo una montaña –
En mi mente – hasta que termine rendida –
Más montañas – después un mar –
Más mares – y entonces
Encuentro – un desierto –
Y mi horizonte se paraliza
Con frecuentes – movedizos – granos de arena –
En cantidad inimaginable –
Como lluvias asiáticas –
Ni siquiera esto – derrotará – a mis pasos –
Aquello, también, se me opondrá desde el oeste
Pero como saludo de un enemigo
A quien tiene premura por descansar –
¿Qué mérito tenía el punto de llegada –
Excepto que en ese lugar interfirieran
La duda leve – y el lejano contrincante –
Para comprometer lo que se gane?
Por fin – divisamos a la gracia –
Les grito a mis pies –
Les ofrezco todo el cielo
Cuando nos encontramos allá –
Ellos hacen el esfuerzo –
Y sin embargo se retardan –
Mueren - ¿Morimos –
O este experimento de muerte –
Nos es revertido – en victoria?
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