Cierta tarde de verano –
Una mariposa emergió – del
capullo
Como dama desde su puerta –
Y se fue por todas partes –
Sin un destino – al cual yo
pudiera seguirle la pista –
Excepto el vagabundear sobre
los campos
Con propósitos misceláneos
Que solo los tréboles –
comprendían –
De modo que su hermoso
parasol fuera observado
Mientras se contraía en un terreno
Donde los campesinos hacían
heno –
Después luchando a brazo
partido
Con una nube contraria –
Agrupaciones fantasmales –
como esa nube –
Parecían ir – a ninguna parte
–
En circunferencias, sin una
meta definida –
Como si todo aquello fuera un
espectáculo del trópico –
Y a pesar de que la abeja –
trabajaba –
Y de que la flor – ardorosa
se abrió –
Este público ocioso
Las desdeñó desde el cielo –
Hasta que la puesta de sol se
arrastró –
Como una marea a la que nadie
puede perturbar –
Y los campesinos que hacían
el heno – la tarde –
Y la mariposa – se
extinguieron – en el mar –
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