Creo que fui víctima de un
hechizo
Cuando leí por vez primera
A aquella dama extranjera –
Yo era una niña
Sombría – y sentí hermoso –
lo oscuro –
Y no tuve la capacidad de
decir –
Si era mediodía – al
anochecer –
O solo cielo – a mediodía –
Por excesiva locura de luz.
Las abejas se volvieron como
mariposas –
Las mariposas – como cisnes –
Se acercaron – y rechazaron
la escasa hierba
Que había –
Justo ahí, las canciones más
mediocres
Que la naturaleza murmuraba
para sí misma
Con el fin de seguir animada
–
Fueron asumidas por mí como
gigantes –
Que ensayaban una ópera
titánica –
Los días – avanzaron a
poderosos metros –
El día más llano – adornado –
como si estuviera
Recibiendo de repente
invitación para una fiesta –
No tuve la capacidad de
definir ese cambio –
Esa conversión de la mente.
Sucede como con la
santificación en el alma –
Puede testimoniarse – No
explicarse –
Fue una divina insania –
Si yo volviera a experimentar
El peligro de estar cuerda –
Será un buen antídoto –
Leer de nuevo los tomos de la
sólida hechicería –
Los hechiceros pueden estar
dormidos –
Pero la magia – tiene un
elemento –
Como la divinidad – que debe
conservarse –
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