Me apresuré a pedir
un servicio más severo por parte de mí misma
para llenar el vacío atroz
que tu vida había dejado atrás –
Afané a la naturaleza con mis ruedas
cuando las de ella dejaron de rodar –
A partir del momento en que ella recogió su
labor,
la mía hasta ahora empezaba.
Hice el esfuerzo por perturbar al cerebro y al
hueso –
acosar hasta el cansancio
a la deslumbrante comitiva de los nervios –
interrumpir la vitalidad –
de cierta tranquilidad chueca
que obtienen quienes rechazan a una cabeza,
ellos conocían hasta el último cabello –
Hice el esfuerzo por olvidar el color del día –
La tristeza no se dejó aplacar –
La oscuridad amarró toda mi estrategia,
tan firme como había sido,
para confirmar a la medianoche –
No hay – medicina para la conciencia –
La alternativa para morir
es la única farmacia de la naturaleza
en cuanto a la enfermedad del ser –
No hay comentarios:
Publicar un comentario