martes, 25 de abril de 2017

909

Me convierto en abeja para ti
porque la abeja puede zumbar con elegancia.
Óyeme, también –

porque las flores pueden levantar una mirada
sobre tu mirada, sin temor.
Una doncella siempre podría ser una flor.

Tampoco los petirrojos necesitan esconderse
si vas a escarbar entre sus criptas.
Así pues, concédeme alas
o pétalos, o un anticipo de zumbido
para ir sobre esa abeja, o una flor de retama.
De tal manera te idolatro.



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