miércoles, 6 de julio de 2016

555

Una casa en las alturas –
Ninguna carreta llegó hasta allá –
Desde allá no bajaron jamás a ningún muerto –
Ningún carro de vendedor – se le acercó –

Su chimenea nunca exhaló humo –
Sus ventanas – de noche y de mañana –
Capturaban primero al amanecer –
Y al final – al atardecer –
Después – sostenían – un vidrio vacío –

Su destino – solo fue conocido por la especulación –
Ninguna otra persona del vecindario – lo conoció –
Cuál era ese destino – ni ella ni yo lo balbuceamos –
Debido a que ella – nunca habló –



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