Una casa en las alturas –
Ninguna carreta llegó hasta
allá –
Desde allá no bajaron jamás a
ningún muerto –
Ningún carro de vendedor – se
le acercó –
Su chimenea nunca exhaló humo
–
Sus ventanas – de noche y de
mañana –
Capturaban primero al
amanecer –
Y al final – al atardecer –
Después – sostenían – un
vidrio vacío –
Su destino – solo fue
conocido por la especulación –
Ninguna otra persona del
vecindario – lo conoció –
Cuál era ese destino – ni
ella ni yo lo balbuceamos –
Debido a que ella – nunca
habló –
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