viernes, 1 de julio de 2016

546

Al principio, cuando era muy pequeña, rezaba
Porque me lo ordenaban –
Sin embargo un día me detuve, cuando
Ya estaba calificada para pensar cómo
Podría – yo – sentir los rezos

Si creyera en que Dios volteaba su cabeza
Cada cierto tiempo en que mi mirada infantil
Quedara completamente fija, sin pestañear, en su mirada,
Con infantil honestidad –

Y le contara acerca de todo lo que quiero hoy,
De las partes que me inquietaban
Dentro de su lejano plan –
La característica mezclada
De su divinidad –

Y desde entonces, frecuentemente en el peligro,
Advierto lo fuerte que podría ser
Tener un Dios tan poderoso como ese,
Un Dios que sostuviera su vida por mí

Hasta que yo misma pudiera controlar la balanza,
Tan inclinada a menudo en estos momentos –
Me gasto todo el tiempo tratando de equilibrarla
Y después – no se queda quieta –



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