Un visitante ataviado de
marga –
Que ejerce influencia en las
flores –
Hasta dejarlas ordenadas como
bustos –
Elegantes – como cristales –
Que llega de visita por la
noche –
Y concluye su resplandeciente
diálogo –
Justo antes de que el sol
aparezca –
Un visitante acaricia –
Y se va –
Sin embargo a quien tocaron
sus dedos –
Donde corrieron sus pies –
Fuese cual fuese la boca que
besó –
Todo eso es ahora como no
había sido –
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