Hasta las cinco de la
madrugada –
El día llegó con lentitud –
Fue entonces cuando saltó
delante de las montañas
Como un rubí guardado – o
como la luz
Que desperdiga – un fusil.
La púrpura no pudo permanecer
en el oriente –
El amanecer se agitó por
todas partes
Como amplitudes de topacio –
empacadas
Durante una noche – que una
dama acabara
De desenvolver –
Los vientos, alegres –
tomaron sus panderos –
Los pájaros – en dóciles
filas
Se ubicaron alrededor de su
príncipe –
El viento – es príncipe de
las aves –
La huerta se iluminó,
esplendorosa, como judío –
Qué gran privilegio
Era ser una de las invitadas
– en aquel estupendo lugar –
En la antesala del día.
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