jueves, 7 de julio de 2016

572

Hasta las cinco de la madrugada –
El día llegó con lentitud –
Fue entonces cuando saltó delante de las montañas
Como un rubí guardado – o como la luz
Que desperdiga – un fusil.

La púrpura no pudo permanecer en el oriente –
El amanecer se agitó por todas partes
Como amplitudes de topacio – empacadas
Durante una noche – que una dama acabara
De desenvolver –

Los vientos, alegres – tomaron sus panderos –
Los pájaros – en dóciles filas
Se ubicaron alrededor de su príncipe –
El viento – es príncipe de las aves –

La huerta se iluminó, esplendorosa, como judío –
Qué gran privilegio
Era ser una de las invitadas – en aquel estupendo lugar –
En la antesala del día.



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