jueves, 7 de julio de 2016

573

Fue de una manera tranquila –
Él me preguntó si yo era suya –
No de respuesta de la lengua
Sino respuesta de los ojos –

Y entonces me condujo hacia lo alto
Más allá de este ruido mortal
Con una rapidez semejante a la de los carruajes –
Y una distancia – como de ruedas –

El mundo se hizo más pequeño
Como aldeas – a los pies
De quien viaja en globo –

El abismo de atrás – no estaba –
Sobre una calle de éter –
Los continentes – eran nuevos –

Todo aquello era la eternidad – antes
De que la eternidad se viera obligada a llegar –
No había estaciones – para él ni para mí –
No había noche – ni mediodía –
Porque el amanecer – se detuvo en aquel lugar –
Y lo dejó fijo – en aurora –



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