miércoles, 25 de julio de 2018

1176


A la naturaleza le gusta estar serena.
Grandiosa solo en pocas ocasiones.
Pero dejemos cerrada nuestra observación.
Las prácticas de la naturaleza se extienden
hasta la necromancia y las ocupaciones
muy lejanas para ser entendidas.
He ahí a nuestra ampulosa ciudadana
convertida en malabarista –



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