Él la ama.
Por eso espiaremos para ver
si es hermosa,
y ver qué diferencia hay en
su rostro
de los rasgos mostrados por
otras.
Esto no afectará los mágicos
pasos de ella
como para que nosotros, muy
prudentes –
propiciemos sus distancias
como bosques que rozan al
viento.
No esperamos que nos preste
mucha atención.
Sin embargo estamos muy cerca
de la adoración.
La lejana suficiencia de la
gloria
es lo que empobrece nuestros
intentos.
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