Las montañas quedaron de pie
entre la neblina –
A continuación se detuvieron
los valles,
y el río y el cielo se
marcharon o esperaron
de acuerdo a su gustos.
El sol estaba sereno –
Sus intereses de fuego
eran una pequeña demarcación
retirada –
El crepúsculo le habló a la
aguja.
El acto de la caída de la
tarde,
tan suave sobre la escena,
fue sentido por nosotros como
algo muy próximo.
Era lo invisible.
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