“Acuérdate de mí”, imploró el
ladrón.
Eres mi invitado, “hoy
estarás conmigo en el Paraíso”.
Te doy garantía
de hospitalidad.
Esa cortesía permanecerá
cuando el placer no sea más
que polvo
con el cual citamos este caso
fundamental
de confianza recompensada.
Entre todo lo que podemos
esperar
el acta notarial sostiene
que esto se espera cuando más
temor tenemos
de ser amigos inesperados.
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